Año 1980 (o por ahÃÂ)
El primer recuerdo que tengo de Ana es en el vestuario de chicas de la hÃÂpica. En la acera de enfrente habÃÂa algo asàcomo una residencia de chicos y nos entretenÃÂamos en gritarles cosas desde la ventana. A veces tenÃÂamos suerte y nos contestaban pero en general ignoraban nuestros piropos. Estaban mayorcitos como para darle cuerda a unas niñatas de doce años.
Pero aquella tarde habÃÂa comunicación en ambos sentidos entre las ventanas y lo único que recuerdo es que les estábamos llamando viejos verdes.
Allàestaba cabeza con cabeza en la ventana junto a aquella niña gritando cosas y el flash-back que tengo es de mirarla y … sólo eso; mirarla porque tenÃÂa algo raro esa niña y no sabÃÂa qué era. La miré por unos momentos mientras ella armada de una sonrisota de oreja a oreja seguÃÂa gritando “viejo verdeee viejo rooojooo” hasta que caàen lo que me parecÃÂa tan llamativo y extraño en ella y es que era guapÃÂsima de cara.
Yo nunca habÃÂa conocido a una niña guapa. HabÃÂa visto a mujeres guapas y a chicas guapas pero nunca una niña con una cara asÃÂ. Pensaba que lo de ser guapa era algo que te podÃÂa suceder cuando te hacÃÂas mayor pero las niñas no tenÃÂan caras de esas. Y sin embargo esa niña sàla tenÃÂa. Luego de eso volvàa asomarme por la ventana y seguimos gritando cosas y ahàtermina mi primer recuerdo de Ana.
Ana tenÃÂa, al igual que yo, un carácter de mierda. Por eso fuimos muy amigas y muy enemigas, asàpor fases. Lo pasábamos muy bien juntas. Cuando estábamos de amigas me divertÃÂa muchÃÂsimo con ella. Cuando estábamos de enemigas, disfrutábamos mucho tirándonos a la cabeza los cepillos de limpiar a los caballos. Nuestras otras amigas nos observaban entonces asombradas sin intervenir. Una vez Esther se asustó tanto que se fue a llamar por teléfono a mi casa -Helena se está peleando con Ana ¿qué hago?- -nada, déjalas que se arreglen- -ya, pero es que se están tirando cepillos a la cabeza y van a terminar a bofetones-.
Cuando llegué a casa me esperaban con expectación junto al ascensor a ver qué cara traÃÂa -pues no trae ningún ojo hinchado ni nada-. Mi hermano, orgullosÃÂsimo -Haberle dado una patada!-.
Después de estas broncas con Ana se formaban dos grupos. El de ella y el mÃÂo. Sus seguidoras y las mÃÂas no tenÃÂan nada que ver con las otras y sin embargo se insultaban entre ellas. Generalmente esto duraba una semana más o menos hasta que de repente un dÃÂa nos encontrábamos Ana y yo y tenÃÂamos una emocionantÃÂsima reconciliación. Era apasionante, tantas cosas que contarnos que nos habÃÂan pasado durante el tiempo que no nos habÃÂamos hablado. -¿Te vienes a dormir a mi casa?- -Dale, llamo a casa y nos vamos!-.
Las otras amigas de la panda se quedaban descolocadas y se enfadaban con nosotras por lo de la reconciliación y eso nos hacÃÂa mucha gracia. Pero se les pasaba pronto y volvÃÂamos a ser un solo grupo de vÃÂboras pre-adolescentes.