Crónica de una fiesta de barrio

Supongo que en todos los barrios existen asociaciones de vecinos del barrio. Al menos parece que en el mío existe una. No sé a qué se dedican exactamente, salvo para, de tanto en tanto, organizar eventos festivos que me resultan de escaso interés.

El tema se quedaría ahí si no fuera porque tienen la costumbre de venir a montar estos tinglados justo debajo de mi ventana. O sea, he de tragar con la fiesta sí o sí (ouch).

En el programa que tuvieron a bien dejarnos hace dos días en el buzón se indica que hay una fiesta infantil hoy a las 12 del mediodía. Que un sábado que debiera ser un día tranquilo para reponerse de la semana y de la trasnochada de viernes noche se convierta en un escándalo para críos hacia el mediodía, malo; pero es que han llegado a organizar el meollo a primera hora de la mañana y han traído a un grupo que se ha dedicado a hacer pruebas de sonido a todo trapo desde las 10 de la mañana (una risa… ¿se sabe si es ilegal tirarles con huevos desde la ventana?)

Sin embargo reconozco que – más allá de mi perpetua actitud criticona hacia estas fiestas populares organizadas en mi casa (porque esto está sonando aquí dentro) organizada por terceros y sin preguntarme si me apetece – me está comenzando a dar cierta pena. Está esta gente haciendo su chow …. y veo que no hay más que 3 niños que encima se han subido a un nivel diferente de donde está situado el grupo y observan desde arriba. Están poniendo gran énfasis en su espectáculo pero … por más que miro … sigo sin ver público. Por un momento vi a un señor que paseaba por la plaza y pensé “mira, ¡uno ha entrado!” pero al girarse ví que llevaba una inmensa cámara de fotos al cuello. Vale, no cuenta, es otro más de la organización.

Todo lo más, hay un señor mayor que se mantiene mirando en la distancia, desde la esquina de enfrente. Él mira, pero sin implicarse. Se mantiene observando con las manos en los bolsillos estirando el cuello al más puro estilo de los abuelos jubilados que pasan sus ratos observando las obras.
Bueno, tal vez los vecinos que estamos pegaos a las ventanas podamos contar como público (aunque más que espectadores creo que estamos todos dudando entre comenzar a tirarles los huevos o volvernos a la cama a ver si podemos seguir durmiendo).

Un rato más tarde…, ha aparecido una hilera de 6 niños delante del grupo, me alegra que finalmente tengan un público. Es humillante estar sobre un escenario con un tinglao montado y que nadie te preste atención (los gatos no cuentan; además están todos aterrorizados).

Creo que esta música para niños desde tan temprana hora un sábado me está afectando un poco. Al ver a la hilera de niñitos moviendo sus traseros al tiempo que la letra de la canción lo indica me han parecido hasta monos; todos llevan en la mano un globito rojo en forma de corazón atado a un palo que (ojo al dato) regalan al entrar. Me pregunto por qué a lo niños les regalan los globos y sin embargo cuando organizan la butifarrada me la cobran a 3 euros.

Otro rato más tarde…, me asomo y he visto un enjambre de gente ahí abajo. Bien, ya tienen público de manera que puedo permitirme el que dejen de darme pena y volver a cagarme en ellos a mi más puro estilo borde por la mañana de sábado que me están dando. Además ahora les han dado chocolate gratis. No dejo de pensar en los 3 euros de las butifarras.

Por otro lado, vale que organicen estos eventos para los niños; la gente de por aquí tienen por lo menos uno. Pero habemos otros muchos vecinos que no tenemos niños y también pagamos impuestos. Exijo que para nosotros organicen fiestas para los perros (somos muchos los vecinos con perro por aquí) y que repartan -gratis- pelotitas de esas que hacen ruido cuando las estrujas en vez de los globos atados al palo y barritas con sabor a pollo-pavo en vez del chocolate. Eso o que dejen de cobrarme la butifarra a 3 euros.

…

Los niños después de meterse el chocolate entre pecho y espalda han pasado de volver y se han ido al corralito de juegos (como todos los días).

Afortunadamente parece que ya cesó el evento. Tras casi 3 horas de temblor de cristales y chimpóm continuado el silencio a regresado. Ahora sólo quedará el esquivar la basura generada tirada por la plaza cuando baje a pasear al perro hasta que se dignen venir a limpiarla. En fin ….

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