El autobús

Mi barrio siempre ha sido como un santuario. Para llegar a él hay que trepar y llega uno en-reventao y lo que cuesta especialmente cuando se llega en estado de embriaguez ya ni te cuento.
Pero siempre ha valido la pena. Lejos del bullicio de las zonas concurridas de la ciudad mi barrio ha sido siempre como un pequeño paraíso apartado del caos.

El día que vi que habían plantado una parada de autobús se materializó una pesadilla que había tenido hace años. Al despertar pensé -“no, qué va hacer un autobús por acá, si este barrio no lleva a ninguna parte“-. Y ahí estaba la parada. ¿Sabes para qué nos contamina el barrio un autobús? No es para los que vivimos aquí, qué va. Es para que los que no viven aquí puedan venir a molestarnos. El autobús no lleva a ninguna parte útil de la ciudad. No nos lleva a ningún mercado, ni al ambulatorio, ni al cine ni a ninguna parte. Sirve para los que están en esa ninguna parte puedan llegar más cómodamente hasta aquí a invadirnos como domingueros desaprensivos. El autobús nos trae polución, ruido y lo que es peor: gente.
Ahora no hemos de soportar sólo a los gilipollas autóctonos del barrio, no. Ahora los tenemos, además, importados de otros. Además como no son de aquí, pueden hacer más escándalo, romper más botellas y dejar más basura esparcida por el suelo sin problema de que sepamos quienes son ni dónde viven.

El lugar que han descubierto es perfecto para botellones a cualquier hora del día. La otra noche los vecinos fuimos amenizados con desfile de 30 o 40 imbéciles gritando y corriendo en plena juerga a las dos de la mañana. Se hablaban y gritaban entre ellos de una punta de la calle a la otra. Debía sonar muy diver para ellos. El barrio es silencioso y tiene un eco estupendo para poder oirse las estupideces amplificadas. El espectáculo duró una hora aproximadamente.

El autobús también nos ha traido gente “respetable”. Son el tipo de gente que invaden igual, pero van con cara de estirados. Son los que vienen a molestar igual, pero son ellos los que se quejan de los autóctonos del barrio especialmente si vas con un perro.

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