Al cacho le birlaron la cartera en el centro donde está aprendiendo catalán desde hace un par de meses. Cuando llegó la usó para sacar de la máquina un cafecillo asàque cuando llegó al centro la llevaba encima.
Sospecho que se la chorimangó una abuelita que está haciendo también el curso. Al finalizar la clase, estaban todos recogiendo cuando el cacho se percató de que su chaqueta habÃÂa desaparecido de su sitio y se la estaba llevando la abuela. Salió tras ella y le dijo que qué estaba haciendo con su chaqueta a lo que la abuelita respondió – “ah, creàque no era de nadie y que se la habÃÂan olvidado y la llevaba a recepción”.- algo absurdo de pensar en un aula llena de gente y en un dÃÂa de los de cagarse de frÃÂo como ese dudo que alguien pueda salir a la calle sin advertir que no lleva puesta su chaqueta.
El Cacho le quitó la chaqueta, la abuela siguió camino y al palpar los bolsillos descubrió que la cartera habÃÂa desaparecido.
Seguramente habrÃÂa quedado feo poner a la abuelita contra la pared y cachearla pero al menos no nos habrÃÂamos quedado con la sospecha, si no que sabrÃÂamos sin lugar a dudas si se la chorimangó otra persona o si realmente fue la abuela.
Tal vez forme parte de una banda organizada de abuelas que se sacan una sobre-pensión a base de mangar carteras en centros a los que se apuntan a aprender cosillas. Concretamente esta abuela les contó que está apuntada a otros dos cursos además del de catalán. Yo preguntarÃÂa a los otros centros donde está apuntada a ver si casualmente han desaparecido más carteras.
Buscaron y revolvieron el centro entero, vaciando papeleras, moviendo la máquina de caféses y derivados y nada. La cartera no estaba. De paso, la recepcionista que le ayudó en la busqueda perdió sus gafas durante la cruzada y también han desaparecido sin dejar rastro. Una de dos, o hay otra abuela de la banda en ese horario y también se apropian de gafas ajenas o existe en ese centro un agujero extra-dimensional por el que se cuelan objetos de esos que te joden vivo cuando se pierden.
La conclusión fue una visita a la comisarÃÂa para denunciar la pérdida de la documentación que iba dentro de la cartera. Le acompañé y dimos un largo paseo hasta la comisarÃÂa de zona a la cual no llega el metro y en un dÃÂa de huelga de autobuses.
De ahàotro paseo a otra comisarÃÂa para solicitar el duplicado de los documentos perdidos porque por qué nos iban a poner fáciles las cosas pudiendo hacer todo en la misma comisarÃÂa, no, la idea es que hagamos ejercicio en un dÃÂa sin autobuses.
Junto a la segunda comisarÃÂa en donde se tramitan estas cosas hay estratégicamente a pocos metros un comercio que se dedica a hacer fotocopias. Muy lucrativo ponerlo ahàal lado, especialmente cobrando 60 céntimos de euro por dos (2!) mÃÂseras fotocopias.
Siguiendo en la misma lÃÂnea sub-realista estábamos esperando turno sentados con el numerito en mano viendo pasar los números de turno en el chisme electrónico ese y vimos a uno que estaban atendiendo en el mostrador con los pantalones por debajo de las caderas mostrando las dos nalgas por encima del cinturón. Al menos llevaba calzoncillos de algodón (color azul clarito) y no un tanga. Una auténtica lástima no haber llevado encima la cámara de fotos o un teléfono con cámara incorporada porque en verdad era todo un poema la escena.
En la primera fila de asientos habÃÂan dos chinos desconojonándose de risa. No entendàlo que decÃÂan (en chino) pero mientras comentaban lo que fuera no dejaban de mirar al tipo con las nalgas por encima de los pantalones.
Vale que desde hace unos años está de moda llevar los pantalones muy bajos en la cadera pero la verdad, eso me parece demasiado. Porque la persona que le atendÃÂa en el mostrador no podÃÂa ver la escena desde nuestra perspectiva que si no lo más probable es que no le hubieran dado los papeles y lo habrÃÂan sacado del paÃÂs, por hortera.
Cuando terminó el tipo se percató de la posición de sus pantalones y se los subió. Osea, que no era por moda si no por accidente lo de mostrarnos el culo. ¿Cómo puede alguien no darse cuenta de que lleva el trasero al aire en una comisarÃÂa?
Aún tardó un rato más en llegarnos el turno y nos entretuvimos entonces con un cabello que habÃÂa quedado pegado al respaldo vacÃÂo de una silla que tenÃÂamos en la fila de delante. El pelo se mantenÃÂa tieso apuntando al techo como si un imán lo mantuviera erguido. Cuando acercábamos la mano, el pelo se torcÃÂa inclinándose hacia la mano y al retirar la mano volvÃÂa ponerse tieso apuntando hacia el techo. Qué fenómeno más curioso.
Cuando al fin nos tocó el turno la señorita muy amabable que nos atendió nos dijo “ah, no les han dicho en la comisarÃÂa en donde han puesto la denuncia que hay que esperar una semana a ver si aparece la documentación antes de solicitar el duplicado?”. Obviamente no nos lo dijeron o no nos habrÃÂamos dado la caminata padre en el dÃÂa sin autobuses. En fin, que nos fuimos sin solicitar el duplicado.