Nacàvaga y vivo para descansar lo que pueda. Mi actividad fÃÂsica actual cotidiana se reduce a hacer la compra y pasear al perro. Todo lo que se salga de eso me resulta una aventura. Sin embargo no iba yo a perderme el honor de asistir a la boda de mi amigo extraterrestre aunque para ello tuviera que desplazarme a Madrid ida y vuelta el mismo dÃÂa.
Los novios guapÃÂsimos estaban. Qué buen traje terrÃÂcola llevaba Carlos, parecÃÂa un humano de verdad.
Yo, gracias a mi ángel de la guarda Judit logré no hacer el ridÃÂculo con mi vestimenta. Me prestó ropa ‘bien’ (no lo que habitualmente uso, vamos). Lo más complicado fue ponerme esa ropa en los lavabos de la estación de Atocha. Salir de casa a las 6 de la mañana y viajar a Madrid vestido para una boda es incómodo y llega uno tó arrugao asàque decidàcolocarme el envoltorio de invitado a boda una vez allá. Toda una odisea lograr salir de aquel cuchitril con toneladas de papel higiénico esparcido por el suelo manchado de vete-a-saber-qué-era eso-y-prefiero-no saberlo y salpicado de … bueno, salpicado y lograr salir impoluta.
Lo bien que lo pasé tuvo que ver, además de con la boda, con Carmen a quien conocàgracias a Christian y de quien no nos separamos durante prácticamente todo el dÃÂa. Una mención especial al Chris que tuvo la santa paciencia de aguantarnos parlotear como cotorras durante todo ese tiempo
Ya que andaba por Madrid aproveché para quedar con Javier a quien conozco desde hace años en los foros pero a quien aún no habÃÂa tenido la ocasión de conocer personalmente. Me encantó conocer a Javier; a la reunión se sumó LuÃÂs, un amigo de Christian a quien casualmente tengo en mi lector de feeds habituales desde hace tiempo con el sitio de Sentido Web. Un auténtico lujo de reunión que estrené haciendo una exhibición de cambio de zapatos in situ (jo, es que los del disfraz de boda me mataban).
…y a las 10 de la noche subimos al tren de regreso a Barcelona. Casi 10 horas de viaje (me pregunto si es que hace la ruta pasando por Galicia para tardar tanto) aunque lo peor no fueron las 10 horas de viaje, si no el grupo de kumbayás de la cabina colindante a la nuestra y que al parecer no tenÃÂan sueño y decidieron que los demás podÃÂamos viajar también sin dormir. Por el bien de su integridad fÃÂsica se callaron finalmente y pude dormir hasta poco antes de pisar Barcelona.
Fue un gusto conoceros a Javier y a tày ver el cambio de ropa casi en directo
LuÃÂs, te aseguro que el gusto fue mutuo espero podamos repetirlo con o sin cambio de indumentaria!
Para màtambién fue un placer conoceros y compartir un rato de charla. Lástima que fuera tan poco tiempo, a ver si alguna vez repetimos.
Hey!!
Qué ilusión!! Ahora que leo todas las peripecias que pasaste para venir a mi boda, más ilusión me hace que vinieras (y mira que me hacÃÂa ilusión ya desde el principio, eh?). Eres un encanto!
Lamenté no veros, Luis y Javier. Pero comprendereis que tenÃÂa otras cosas entre manos… un saludo para vosotros también!!
Abducciones para todos!