Qué nervios … no hay que olvidarse de nada; a ver, repasemos… un cuenquito con agua para que beban los camellos, otro cuenquito con pan duro también para los camellos … -¡Ay no, no tenemos pan que esté duro ¿servirá el que no está aún duro?! -, unas copitas de champán con champán (entonces al champán le llamaban aún champán y no cava) y unos trocitos de turrón para los Reyes Magos. ¿Está todo? creo que falta algo … ¡yá! dejar la ventana abierta para que puedan entrar. Luego a dormir con tantos nervios porque esta noche vendrán los Reyes Magos a casa y controlar esa tentación de quedarme despierta y escondida para pillarles en faena y ver cómo lo hacen eso de entrar por la ventana con camellos y regalos.

Siempre me pregunté cómo lo harían. Lograr meter a 3 camellos por la ventana del comedor debe tener tela. Yo preguntaba pero mi familia lo solucionaba todo siempre con eso de que “son magos” y a mi me bastaba. Nunca me pregunté por qué nunca encontré una cagada de camello, ni me pregunté con qué grado de embriaguez debían ir los Reyes Magos a base de copita de champán (que no cava) por casa visitada.

En fin, que todo era fantástico y mágico porque no sabías que la triste realidad es que en realidad todo es mentira cochina y es una gran mentira a gran escala con todos compinchaos (incluso en la tele) y también es mentira la parafernalia montada con eso de la cabalgata. Luego uno crece y se descubre que los Reyes Magos no son magos, de hecho, ni siquiera son reyes. Es más, ni siquiera existen. Los que vienen en la cabalgata son gente disfrazada y por culpa de la cabalgata vas a tardar dos horas más en lograr volver a casa desde el trabajo porque han montado el tinglado en medio de una vía principal de tu ciudad y está todo colapsado y con calles cortadas lleno todo llenísimo de gente cómplice en la gran mentira (que ellos saben que todo es mentira) para hacer creer en una magia que no existe a niños que dentro de nada también sabrán que todo es mentira.

Además de colapsar ciudades para tal engaño a gran escala habrá un movimiento increíble de productos prescindibles vendidos muy por encima de su valor que han contribuído a agotar aún más los recursos del planeta por parte de los mismos que ya han consumido la mayor parte de estos recursos y que con su manufacturación y distribución se ha contribuído aún más al calentamiento global del planeta y por eso se acaba el agua y por eso no nieva donde debería nevar y se arruinan cosechas y con las cosechas sus agricultores y luego acabas pagando más caro el kilo de berenjenas que una bandeja de butifarras de ternera.
Además estos recursos manufacturados van empaquetados en recipientes exagerados que finalmente se envuelven además en papeles que han salido de deforestar otra parte más del planeta para terminar tanto envoltorio en un contenedor – o al rededor de éste – de basura general – ¿para qué usar los contenedores de reciclaje? – y de ahí a algún vertedero que está al límite de capacidad.

En fin, qué bonito era esto de los Reyes Magos antes de tomar la píldora roja esa que te saca de Matrix